jueves, 10 de abril de 2008

Ultra sonido

Cierta mañana, en un hospital donde hacíamos las practicas de electroterapia, me toco la rotación de ultrasonido. Es decir tenía que pasarme un par de horas poniendo ultrasonido a los diferentes pacientes que se presentaban en la cabina para tal fin.
Como todo estudiante inexperto y nervioso no veía las horas de que acabara mi turno. Por esa época los ultrasonidos eras muy primitivos y teníamos que ajustar el tiempo, la intensidad y ambos funcionaban independientemente, es decir que si ponías el tiempo y te olvidabas de la intensidad, igual funcionaba.
Tampoco se cuantificaba el tiempo efectivo de tratamiento ya que no existía eso de que si el acople esta mal, el tiempo se detiene. Había que ser un artista y estar muy bien concentrado para que el aparato cumpla con su función terapéutica.
Lo cierto es que esa mañana al terminar mi turno me dí cuenta que los pacientes a los cuales había atendido, a ninguno le había colocado la intensidad prescrita, ya que por ignorancia o despiste había dejado ese botón en cero. Tremendo fallo lo mantuve en secreto a mi profesora, compañeros y sobre todo a los pacientes.
Lo asombroso es que al día siguiente me llamó la supervisora para felicitarme porque parecía ser que todos aquellos que recibieron mi tratamiento de ultrasonido el día anterior manifestaron notables síntomas de mejoría, cosa que comunicaron a la supervisora y que ella me dijo a mi y yo, ahora transmito a ustedes.